Reflexión del Evangelio: (Jn 2,1-12):

En medio de una boda, Jesús transforma el agua en vino, ¡en el mejor vino! De la misma forma como toda boda significa el comienzo de un nuevo proyecto de vida, así mismo la acción de Jesús, que muestra la insuficiencia del vino anterior y la necesidad de un nuevo vino abundante y exquisito, indica el comienzo de un camino nuevo, de una nueva alianza de Dios para con su pueblo. En Jesús y en su mensaje, en su Palabra y en sus actitudes, algo nuevo ha irrumpido en la historia de la humanidad. El fruto de este vino nuevo será, el gozo profundo por la salvación a la cual todos somos llamados, la certeza de la acogida misericordiosa y fecunda que Dios hace de nuestras necesidades, y la presencia siempre solidaria del Maestro que anima y da sentido a toda fiesta humana. Además, y, aunque es claro que Jesús es la fuente única de ese amor novedoso, la presencia de María en este primer milagro, la muestra como la Madre que escucha y está atenta a interceder por sus hijos, y como la discípula, que invita a ir siempre a Jesús, a escuchar su palabra, y, a hacer siempre, en definitiva, lo que Él diga. Feliz y bendecido día. Todos somos misioneros, no olvides compartir.